El potencial
de cambio que la Inteligencia Artificial puede tener en nuestra forma de vivir
y trabajar es tan enorme que sus usos actuales solo representan la punta del
iceberg de todo lo que está por venir. Ya que se estima que afectará a todos
los aspectos de nuestra vida y que el cambio influirá hasta en los confines del
mundo que habitamos, sin embargo, esta claro que no afectara a todos de la
misma manera.
Las
investigaciones indican que la IA permitirá la creación de una riqueza nunca
vista: PricewaterhouseCoopers (PwC) calcula que su adopción generalizada
aumentará en alrededor de 15,7 billones de dólares el PIB mundial en 2030, 3 es
decir, en poco más de diez años. Este aumento continuará su trayectoria
exponencial hasta 2050.
Aunque las tecnologías basadas en la IA pueden tardar quince años o más en influir en todos los sectores, debemos actuar con rapidez y desarrollar las infraestructuras necesarias para evitar trastornos a gran escala y atenuar las inevitables penurias que sufrirá la población a causa de la pérdida generalizada de puestos de trabajo y la distribución desigual de la riqueza.
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