En la década de los 90 y principios de siglo XXI llegaría la expansión de la inteligencia artificial, originada por dos motivos: por un lado, se produjo un aumento de la capacidad computacional de los ordenadores, por otro lado, la digitalización produjo ingentes cantidades de datos que podían ser procesados para obtener valor de ellos. Se produjo una inversión sin precedentes por medio de empresas tecnológicas al ver que aplicando analítica y algoritmos sobre datos se podrían obtener productos, servicios e insights que aportasen valor a las empresas y a la sociedad.

Esta inversión hizo que se desarrollasen nuevas tecnologías y relanzó el progreso de la inteligencia artificial. En el año 1997 un ordenador de IBM llamado Deep Blue venció en una partida de ajedrez al campeón del mundo Gary Kaspárov, consagrando definitivamente a la inteligencia artificial.


La máquina había superado al humano.